jueves, 26 de junio de 2008

La 40 es la vencida

Si usted entra con frecuencia a este blog, sabe que el origen del mismo se debió a una especie de catarsis colectiva contra el mundo por el asunto de las chicas del servicio en mi casa.

Pocas personas me creen cuando les digo que yo llevo 40 y siempre me ponen a mí como la culpable del problema.

Desde María, Juana, que en paz descanse, Jocelyn, Jenifer, Anita, Damaris, Morena, La que comía piedra, Bertha, Miledys, Ivelisse, Bélgica, La Nana, Elizabeth, Mónica, Ramonita y otras más que ya ni recuerdo, la culpable de las idas terminaba siendo siempre La Doña.
Así pasaron varios años en los que mis hijos, en especial Cesarín, anduvo aprendiéndose nombres y tratando de entender el complejo mundo de estas mujeres y acostumbrándose a sus manías.

Hace ya 1 año, todo cambió. La No. 40, quién mereció un post a raíz de su llegada, sigue en la casa. Contra todo pronóstico, Milagros se ha metido a La Doña en un bolsillo. Mis hijos la adoran, al punto que María del Mar a veces la llama en la noche cuando despierta a pedir leche y César no deja que llegue el lunes sin decir !Extraño a Milagros! mami llámala y dile que venga ya.
-César, Milagros está descansando y cuidando sus niños, le explico un domingo, para recibir de respuesta un frío "Pero ve tu a cuidar sus hijos". Y en mi propia cara...

Andariega como ella sola, siempre tiene una excusa para ir al colmado. al mercado o al super. A veces incluso a los tres. Con la boca bien puesta, le ha dado boche a todo el que habita en el edificio. Responsable, nadie me creía que vino a pies de Azua cuando la tormenta Noel destruyó todos los puentes. Trancó al marido por maltrato, aunque luego se tranzó para que éste le terminará su casita. Habla más por teléfono que lo que come, aunque también come bastante.

Milalo, como cariñosamente la ha bautizado María del Mar, no es la excelencia. No está ni cerca de ser buena. Es la autora de una larga lista de cosas simplemente no entendibles: Desde la forma correcta de poner los cubiertos hasta cual de los botones es el botón de agua fría en la lavadora. Por eso, siempre termino yo poniéndo la mesa y nunca hay agua caliente para bañar los niños.

Pero esto no le impide ser incomparablemente perfecta al momento de alimentar a mis hijos, cuidarlos, corregirlos con severidad pero sin maltrato, jugar con ellos y sobre todo tratarlos por igual, sin distinciones ni preferencias: Mi niño, mi niña, mi amigo, mi amiga, mi muchachito, mi muchachita, si no hay más, compartan uno para los dos, en mitades iguales. No le pegues, es hembra. No le pegues, es tu hermano mayor.
-Milagros, ¿Que van a cenar los niños? Uf, Doña hace rato que cenaron...

Sí, la 40 es la vencida.

lunes, 23 de junio de 2008

Los sabores olvidados de la infancia

El episodio "Dengue clásico" no ha sido del todo malo. Es decir, no sólo ha sido culpable de terribles males como dolor hasta de cabellos, fiebre, falta de apetito, frío, calor, dolor, más calor, más frío, más dolor... Si no que también me ha permitido estar más tiempo de lo habitual junto a mis dos hijos, cosa que siempre es necesaria y bienvenida.

Ayer domingo, por ejemplo, disfruté a María del Mar en lo que he llamado una breve y prodigiosa muestra de que inevitablemente los tiempos cambian y simplemente tenemos que aceptarlo.


Una larga lista de ¿Porqué? y de ¿Qué es eso mami? A raíz de la lluvia, los rayos, los truenos y una televisión sin cable que dejó de funcionar por las mismas condiciones climáticas, hicieron que intentara en vano potencializar mi creatividad para no volvernos locas. Ella de insatisfacción al no escuchar las respuestas que quería y yo de intentar dar respuesta a todo lo que a ella se le ocurría preguntar.

Inicié mi improvisada lista de actividades con el juego de la vaca ya empezó... y después de dos ia ia ooo, me dijo - Mami yo quiero ver Hi 5 en la putadora...

La "embullé" y empecé a jugar a la rueda rueda. Llamé su atención hasta el segundo si no te quieres ir, acuéstate a dormir, para luego escucharla decir -Ya sé Mamiiii, ponme a Dora en la putadora... (Hay algo con Dora que no me termina de cuadrar, pero ese será otro tema).

Minutos después, intenté leerle su cuento favorito: El pirata Pepe. Pero el intento fue igualmente fallido. Ahora, quería ver Lazy Town o los Backyardigans, en la putadora.

En ese momento recordé que incluso de grande, esos eran mis juegos y que en tardes de lluvia o sin ella, mis hermanos y yo nos solazábamos con mi mamá en largas sesiones de parché, (clásico o chino), cartas, veo veo, adivina adivinador, stop o cepillo.
Fue entonces cuando decidí aceptar la realidad: Estos son mis sabores. Algunos de ellos, María del Mar los disfruta a medias, otros ni siquiera los ha probado y algunos quizás ni llegue a probarlos.

Fue entonces cuando dejé de hacer resistencia. Entre a Youtube y di play a la larga lista de videos ya registrados bajo el usuario MM. Ella los disfrutó todos, a mí me supo a....
A mi me supo a nada.

sábado, 21 de junio de 2008

La culpa de todos mis males

Ya sé todo sobre él (¿O debo decir, sobre ella?) y honrando al amigo Castel, es cierto eso de que uno puede detestar con mayor razón lo que se conoce a fondo.
¿Cómo es posible que cosas tan insignificantes puedan causar tanto malestar?

jueves, 19 de junio de 2008

Vielkarismo

I
No hay cosas buenas ni malas, lo que hay son compromisos y consecuencias.
II
El que se va a joder, no calcula.
III
El burro cree que todos son de su misma condición.
IV
Lo más grande, no se ha visto.

domingo, 15 de junio de 2008

¿Pensaremos todos lo mismo?

El secreto para entender a una ciudad y a su gente es aprender la palabra de la calle.

En Comer, rezar y amar, Giulio le explica a Lyss que quizás Roma y ella usen palabras distintas y por eso, se siente tan fuera de Roma a pesar de llevar allí varias semanas ya.


"Todas las ciudades tienen una sola palabra que las identifica, que define a la mayoría de sus habitantes. Si pudieras leer el pensamiento de la gente con la que te cruzas por la calle, descubrírias que la mayor parte de ellos están pensando lo mismo". Sea cual sea ese pensamiento, ésa es la palabra de la ciudad. Y si tu palabra no concuerda con la de la ciudad, entonces no es tu sitio...

La palabra de Nueva York, conversan los amigos, es Lograr. La palabra de Los Angeles es triunfar. La palabra de Roma es sexo. La del Vaticano es poder. La de Estocolmo es conformarse. La de Nápoles es luchar.

¿Cuál será la palabra de Santo Domingo? ¿Cuál es tu palabra?


domingo, 8 de junio de 2008

¿Qué pasó?

El lunes pasado fue lanzado el libro What Happened de Scott McClellan, el ex vocero del presidente George Bush, que describe cómo era la Casa Blanca durante su gestión como Secretario de Prensa.

Si la cosa se hubiese quedado en describir su gestión, no hubiese ningún problema, pero este personaje ha causado un gran alboroto en el mundo de las Relaciones Públicas por traer de vuelta un dilema sobre la ética, la lealtad y confidencialidad que debe caracterizar a quienes ejercemos esta profesión.

En What Happened, McClellan admite que mintió a los medios sobre los argumentos para que Estados Unidos entrara en la guerra de Irak. Alega que estaba mal informado, que se dejó engañar y se atreve incluso a criticar a los medios por no haber sido sagaces y cuestionar las decisiones del actual presidente de los Estados Unidos.

Como si a Bush le faltara poco, ahora resulta que tuvo a su lado por no sé que cantidad de tiempo un gatito de María Ramos que aparentemente nunca mostró remordimiento mientras estaba en la Casa Blanca y ahora aparece en el momento preciso con su librito debajo del brazo, arrepentido de haber dado esas declaraciones al público y a los medios.

Dice sentirse “engañado” por las informaciones que él mismo difundía. Ante sus declaraciones, un analista de temas legales de la cadena CBS nos llamó a todos los relacionadores públicos “mentirosos profesionales”. La PRSA (Public Relations Society of America) salió al frente a los ataques pero no ha tenido mucho resultado.

¿Cómo nos deja esto parados? Muy mal, por supuesto. Al leer la nota, no puedo evitar pensar en que este es un aprovechado. ¿Cuánto de esto puede ser verdad? Claro, si no hubiese sacado el libro, le creería a McClellan, pues Bush no goza para nada de mi aceptación. De Bush podemos esperar cualquier cosa, pero eso no quita que me crea el discursito de arrepentido de su antiguo relacionador público.

Lo importante aquí es recordar que la balanza debe ser precisa. Los medios –cada día con mayor alcance- tienen fija la mirada en nosotros, en nuestra ética y nuestra credibilidad. Las empresas en nuestra lealtad, en nuestro compromiso. Esas siempre serán las verdaderas credenciales de esta profesión. Los que no la modelan, son unos estafadores que dependiendo el momento, juran decir la verdad y nada más que la verdad.

sábado, 7 de junio de 2008

bel far niente

En su libro Comer, rezar y amar; Elizabeth Gilbert destaca que los estadounidenses son incapaces de disfrutar del placer por las buenas. Valoran el entretenimiento, le dedican miles de millones de dólares a esa industria que va desde cine hasta parques temáticos, pero esto no implica que valoren el placer.

Gilbert resalta un estereotipo americano y lo define como triste: Un ejecutivo estresado que se va de vacaciones, pero no consigue relajarse. No está acostumbrado a hacer nada.
En el relato, le pregunta a su amigo Luca si los italianos que se van de vacaciones tienen el mismo problema. ¡Que va! constestó Luca. Nosotros somos los maestros del bel far niente o lo que es igual "La belleza de no hacer nada". Trabajamos mucho, pero cuanto más exquisita y placenteramente domines el arte de no hacer nada, más alto habrás llegado en la vida.

El disfrute silencioso. Disfrutar sin hacer nada. ¿Cuándo fué la última vez que nos dimos ese lujo?

domingo, 1 de junio de 2008

Guerra, moda, tecnología y excesos...

Luego de mucha controversia la pasada semana se anunció el retiro de la publicidad de Dunkin Donouts en la que Rachel Ray exhibía una bufanda que según un grupo de bloggers conservadores, debo decir ¿Extremistas? ó ¿Llama la atención? o quizás ¿Paranoicos? dejaban por sentado que se trataba de una promoción del símbolo del terrorismo.

La fuerza de Youtube y la influencia de los blogs produjeron finalmente la retirada del spot. No hubo nadie en frente de algún restaurante con un letrero que rechazara la publicidad. Seguí la noticia por Internet desde inicios de mayo y no, no lo hubo. Ya hoy eso es algo menos necesario.

Las voces de cualquier parte del mundo se siguen alzando para reclamar lo que se nos ocurra. En este caso, los autores de Little Green Footballs iniciaron ataques y bombardeos durante varias semanas y junto con ellos, otros bloggers más conservadores aún, insistieron en acusar la empresa de promover el tradicional pañuelo de los hombres árabes que simboliza la asesina yihad palestina.

La guerra ya no sólo se da en los campos de batalla. Trasciende a la moda, hace uso de la tecnología, el poder de los medios y la apertura. Lo que era un simple accesorio terminó con la campaña publicitaria de un café helado, llevándose el presupuesto asignado, cientos de horas de trabajo y un obvio malestar entre la cadena y el talento quien aparentemente eligió la prenda.

La Kufiyah en EEUU es una bufanda de moda que ha logrado saltar de las mesas de ventas callejeras a las cadenas de ropa internacionales. Alguna de ellas, como Urban Outfitters, se vieron obligados a retirarlas de sus escaparates a raíz de la presión de grupos pro-Israel.
¿Se trata de guerra? ¿de moda? o ¿es un exceso?