miércoles, 13 de enero de 2010

Nidos

Alguien una vez les llamo La Aves Azules y hoy me doy cuenta que cada uno de nosotros siempre ha tenido un nido de estos bien cerca. En la acera, en el frente, al lado. Sin importar el lugar, toda la ciudad, todo el país, reúne unos cuantos en cualquier esquina. En la mañana de este imborrable día, note que había muy pocos en la calle y unas doce horas después, al llegar a la casa, distinguí desde lejos uno bastante familiar.
Solo en una esquina, daba la impresión de esperar algo que nunca llegaría. Baje el vidrio del carro y antes de hacerle la clásica pregunta de saludo, me interrumpió diciendo: No hay na’ que habla. No hay na que habla. Nadie sabe na’.
Me dio la espalda y se fue. Parecía albergar la esperanza de poder volar hasta allá y descubrir si algún día podrá volver a trinar de nuevo.

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