viernes, 12 de septiembre de 2008

Ni es lo mismo, ni es igual.

Bajo el título Merengue Mundano, aliento divino, Fernando Neira, periodista de El País reseña hoy el concierto de Juan Luis Guerra en Madrid.
Lo compara con Chris Martin, alegando que aunque no es ni siquiera su versión caribeña, comparte con él algunas características insospechadas como lo es el poder de convocatoria. Días atrás Coldplay juntó unas 15mil personas en el mismo lugar donde Juan Luis logró reunir 14mil.
No obstante al reconocimiento de su convocatoria, Neira le dio duro. No faltará quién localmente salga a defender el honor de nuestro "padre de la música" e intente tapar el sol con un dedo, defendiendo lo indefendible.
Sí, Juan Luis es nuestro, es bueno, todos los disfrutamos, nos enamoramos con sus canciones, las bailamos, tarareamos más de una vez todo su repertorio en el Estadio Olímpico, en Chavón, en el Teatro Nacional, incluso en Montecristi cuando en septiembre del 92 se presentó junto Silvio, pero como titula una de sus producciones, ya ni es lo mismo ni es igual.
En España, por ejemplo, según destaca la nota, el 80% del auditorio era español, aquellos que en tiempos atrás bailaban Ojala que llueva café, La bilirrubina, Buscando visa para un sueño, El costo de la vida y demás clásicos de la época gloriosa de nuestro Juan Luis, hoy parecen no saberse las canciones de su último disco, La llave de mi corazón.
Lo curioso es que mientras allá sucede eso, aquí hablamos de que al lanzar “La llave de mi corazón” comienza una nueva etapa musical en la carrera artística de Juan Luis Guerra, lo cual se evidencia no sólo por la cantidad de premios que ganó en el último año, sino porque con esa producción el artista dominicano inició una nueva negociación con la disquera Emi Music.
Neira, indica que Juan Luis, que nunca fue demasiado voluptuoso a la hora de escribir sus letras, ahora lo es todavía menos, y que ya no figura en las oraciones de nuestros paisanos en la madre patria. Al parecer ha sido sustituido por las travesuras musicales de Luis Segura o Blas Durán.
Más curioso aún es que mientras allá se habla de Merengue mundano y aliento divino, aquí se escribe un libro “Juan Luis Guerra: merengue y bachata a ritmo de poesía y compromiso.

1 comentario:

Marino dijo...

Con el perdón de los ultra conservadores, yo prefiero al Juan Luis de Areito para atrás.

Me gusta el merengue, que sin ser pariguayo, tenía su decencia, y picardía finamente entremezclados.

Hasta la salsa. Me gusta el JLG que le escribe al corazón del tiguere llano de la calle, al mío.

Ahora JLG le escribe a alguien quien está muy por encima de mi cabeza, y si es a quien creo quien es, creo que no lo necesita...

Pero en fin, me uno a quienes creen que esta biografía - la cual me rehúso a leer - es desde mal titulada hasta extemporánea.