sábado, 21 de junio de 2008

La culpa de todos mis males

Ya sé todo sobre él (¿O debo decir, sobre ella?) y honrando al amigo Castel, es cierto eso de que uno puede detestar con mayor razón lo que se conoce a fondo.
¿Cómo es posible que cosas tan insignificantes puedan causar tanto malestar?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pobrecita! Nueva victima del dengue? Liquidito y descanso pa tí chiquita. Eso es para que termines de sacarte las impurezas que podrían quedar por dentro.